Hace una o dos semanas, escuché una entrevista que le hizo Oso Trava en su podcast Cracks, al doctor Alfredo Quiñones - Hinojosa, también reconocido como el Dr. Q.
Él es un médico mexicano, de origen humilde, que se ha convertido en una eminencia en un campo de la medicina sumamente complicado: él es médico cirujano, y su especialidad es atender el cáncer cuando éste llega al cerebro.
Comentó algo que me hizo pensar mucho:
Si le ponemos un número (aunque por el hecho de tratar con seres humanos es muy complicado), el porcentaje de personas que se pueden llegar a recuperar de algo tan complicado, es bajo… alrededor de un 15% de personas a quienes llega a tratar, pueden salvarse.
Entonces él hizo una reflexión:
¿Vale la pena luchar contra algo en lo que muy probablemente tenemos la batalla perdida?
¿Por qué luchar si el porcentaje de éxito es muy bajo?
Además, por más que él no quisiera, llega a desarrollar un aprecio y un interés genuino en la persona que está tratando, con lo que se hace muy difícil poder tener un desapego una vez que el paciente pudiera llegar a fallecer, con lo que esto agrega un ingrediente de complejidad sentimental en el doctor.
¿Por qué entonces dedicar su vida a este tipo de labor?
Es como el ejemplo de la historia que te voy a platicar:
Hace mucho tiempo, en una playa, había un hombre que vio a un niño, quien estaba recogiendo estrellas de mar y tirándolas hacia el agua.
Si el niño recogía una y la arrojaba, el mar le regresaba al mismo tiempo más de 100 de ellas…
El hombre, al ver esto, se aproximó al niño y lo cuestionó: “¿Por qué pierdes el tiempo arrojando estrellas al mar? ¿No ves que tu labor es inútil y no vale la pena por la cantidad de estrellas que el mar arroja a la orilla?”
Entones, el niño, tomó una estrella y le dijo al hombre: “para esta estrella, no es inútil”, y acto seguido la arrojó al mar…
.
Así pasa con el Dr. Q, aunque él ve que una batalla puede estar perdida, siempre la atención que le da a la persona en ese momento, es invaluable para ella.
Te invito a que escuches esta interesante plática, yo no conocía a este hombre y en verdad que es admirable:
También la escuché, Paco, impresionante y admirable vida de Dr. Q. ¡Gracias por comentar y compartir! Saludos!