¿Te has cuestionado la forma en que haces las cosas?
Te voy a platicar un experimento que se realizó hace años, y que ilustra un aprendizaje muy interesante:
El experimento involucró a un grupo de cinco chimpancés. Estaban en un cuarto en el que había un poste al centro, y en la parte superior, un depósito en forma de jaula.
En determinado momento, un científico ponía una penca de plátanos sin entrar a la habitación, lo depositaban desde un segundo piso, por arriba de la jaula que estaba encima del poste.
Cuando alguno de los chimpancés se daba cuenta de los plátanos, subía el poste, y al llegar a tratar de tomar los plátanos, se abrían unas regaderas con agua a presión que mojaban a todos los chimpancés, y les quitaban los plátanos.
Después de unas horas, ocurría lo mismo en el experimento: se depositaban los plátanos en la jaula, alguno de los chimpancés se daba cuenta y subía al poste, pero antes de tomar los plátanos se abría de nuevo el agua mojando a todos los chimpancés.
Al paso de los días y después de unas buenas mojadas, los chimpancés desistían de subir a buscar los plátanos.
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Cuando esto ocurrió, los científicos introdujeron a un nuevo chimpancé que no había formado parte del experimento, y sacaron a uno de los primeros inquilinos. Después, los científicos depositaban los plátanos, el nuevo chimpancé trataba de subir el poste pero al verlo, los otros chimpancés le proporcionaban una severa golpiza para impedir que subiera. Cuando los científicos volvían a depositar plátanos en la jaula, pasaba lo mismo: el nuevo chimpancé trataba de subir y los demás chimpancés lo bajaban a golpes para evitar el agua de las regaderas.
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Lo más interesante sucedió después: a lo largo de los días, los científicos siguieron sustituyendo uno a uno a los chimpancés. Metían a uno nuevo y sacaban a uno de los cincos primeros que estuvieron ahí. Repetían la colocación de los plátanos y sucedía de nuevo la golpiza al novato.
Como estaba programado, llegó el momento en que había sólo chimpancés que nunca habían sido mojados, pero al meter a otro nuevo, de igual forma lo golpeaban al impedir que quisiera subir a tomar los plátanos.
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¿Por qué si ninguno de los chimpancés había sido mojado, seguían golpeando al que quisiera subir a buscar los plátanos?
Los chimpancés no se cuestionaban, simplemente imitaban lo que los demás hacían y actuaban en consecuencia.
¿Cuántas veces nos hemos encontrado en esta situación? Sin duda infinidad de veces.
Si no nos cuestionamos lo que hacemos, muy probablemente estemos repitiendo patrones que no tienen razón de ser, porque ya no son vigentes.
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Una manera de conocer los métodos más modernos de trabajo, es asistiendo y participando en las principales exposiciones de la industria.
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