Seguramente sabes quién es Henry Ford. Ni más ni menos que el creador de la marca de autos que lleva aún su apellido, la Ford Motor Company.
Fue el creador de las cadenas de producción modernas, para la elaboración de vehículos motorizados. La introducción en el mercado de su famoso “Modelo T”, revolucionó no sólo el transporte, sino en general la industria de los Estados Unidos.
Empezó su empresa en 1903 después de unos cuantos emprendimientos anteriores que no fueron exitosos, y a lo largo de los años fue creciendo año con año.
En 1908 fue cuando apareció el Modelo T, que lo hizo tan famoso y que tanto dinero le dio por el éxito que tuvo.
.
.
¿Y cómo hizo todo esto?
Innovación pura… en el caso de Ford, no se basaron en estudios de mercado para poder sacar nuevos productos, y tampoco podían preguntarle a los consumidores qué querían, porque estaban sacando vehículos completamente novedosos.
A Ford se le atribuye la siguiente idea:
“No puedo confiarme en lo que la gente cree que quiere. Si les hubiera preguntado qué quieren, antes de sacar los vehículos que creamos, me hubieran dicho que querían caballos más rápidos”.
Desde su punto de vista, en cuanto a productos innovadores no se puede confiar en lo que los consumidores creen que quieren, ya que ni siquiera se ha inventado el producto que el creador tiene en su cabeza.
.
Otro ejemplo que conocemos ahora bastante bien, es el de Steve Jobs, de Apple.
Me voy a centrar en uno de sus productos que lo catapultó: el iPod.
Si tienes edad suficiente, seguramente recordarás cómo escuchábamos música hace muchos años (a juzgar por la tecnología, parecerían cientos de año, cuando en realidad son unas cuantas décadas):
Discos de vinil.
Casettes.
CD’s.
A cada uno de estos, le cabían quizás entre 12 a 20 canciones… a lo mucho.
Para escuchar en un vehículo, debían ser forzosamente casettes o CD’s… y el espacio que se requería para cargarlos era limitado. Difícilmente íbamos a poder cargar con 100 canciones, ya no pensemos en muchas más…
Pero un buen día, el fundador de Apple en su tradicional conferencia anual para presentación de productos, llegó con el elemento que revolucionaría el mundo de la música: el iPod.
Ojo: no era el primer producto que existía en el que se podían almacenar archivos para poderlos reproducir… ¿entonces por qué tuvo tanto éxito?
Aprovechó todo el “ecosistema” de Apple con el tipo de clientes que le son fieles, y les sembró la idea de tener “1,000 canciones en tu bolsillo”. Una idea que hasta entonces, era impensable para cualquier persona.
Otra vez, un ejemplo de algo que la gente no sabía que quería, pero que al tener la posibilidad de adquirirlo, no se podían resistir en comprarlo.
.
.
Aquí vemos dos grandes ejemplos de que no siempre sabemos lo que en realidad queremos, hasta que lo vemos enfrente.
La innovación en nuestros productos y servicios puede llegar a hacernos irresistible para un cliente, al grado que no pueda permitirse ignorar a nuestra empresa.
¿Y sabes dónde puedes acceder a tal tipo de innovación?
En las exposiciones, congresos y convenciones de tu industria.
Si no sabes por dónde empezar, mándanos un mensaje y te podremos apoyar para que tengas una excelente participación en ellos:
Interesantes ejemplos, dan para mucho reflexionar