Resolver los asuntos del pasado
¿Has visto el documental de David Beckham que recomendé aquí en el newsletter hace unos días?
Sin duda es una muy buena opción para ver en Netflix… además de estar muy bien contado, muestra facetas del ex-futbolista y ahora exitoso directivo de la MLS en Estados Unidos que no había visto anteriormente.
Un episodio de esta historia fue comentado por Juan Villoro en la entrevista que le dio a Diego Barrazas, en su podcast de DEMENTES.
Cuando estaban platicando, Juan Villoro comentó el caso de Beckham como un ejemplo de cómo resolver las heridas que podemos hacernos en el transcurso de nuestras vidas. Esto fue lo que comentó, y que apareció justamente en el documental de este ex-jugador inglés:
En el mundial de Francia 98, en un partido de Inglaterra contra Argentina, Diego Simeone, jugador del país sudamericano, fingió que Beckham le había cometido una falta. Derivado de esta falta, expulsaron al jugador inglés.
Al final del partido Argentina terminó imponiéndose, y Beckham se convirtió en lo que en México conocemos como un “chivo expiatorio”: se volvió en el blanco de las críticas de todo un país, siendo ante el ojo público el culpable de lo que sucedió.
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Fueron cerca de dos años en los que Beckham no podía ni siquiera salir a la calle, mucho menos pararse en un restaurante o en un bar… y si lo llegaba a hacer, sus amigos tenían que incluso acompañarlo al baño para prevenir que algún loco fanático inadaptado lo quisiera golpear.
Todo esto le provocó una gran depresión al jugador, de la cual nunca habló públicamente sino hasta que el documental salió a la luz.
En aquel entonces no había tanta conciencia de la importancia de atenderse por problemas mentales como la depresión, por lo que Beckham salió adelante puramente a fuerza de trabajo… era como si todos los días se echara alcohol a esa herida de su alma que seguía supurando infección.
El punto de inflexión fue cuando él decidió quitarle el poder de causarle dolor a este acontecimiento que le había pasado en el partido contra Argentina, y lo que hizo después lo confirmó:
Cuando tuvo la oportunidad de volver a jugar contra Simeone en un partido de competencia internacional, se dirigió hacia él al final del partido… ¿y sabes qué fue lo que hizo?
No lo increpó…
No le reclamó…
No le dijo lo que se había ofendido…
Nada de eso realizó.
Lo que hizo, fue un gesto que le ayudó a terminar de cicatrizar esa herida: le ofreció su camiseta para intercambiarla, haciendo saber que el pasado había ya quedado atrás.
Y esto lejos de hacerlo por Simeone, lo hizo por él mismo… para reconciliarse con su propia paz y hacer ver que un hecho no iba a tener el poder suficiente para determinar el resto de su vida.
Gran lección.
Un acontecimiento, por grave que sea, no debe determinar nunca nuestro futuro.
Debe servirnos para madurar y saber que la vida nos presentará problemas siempre, a veces fáciles pero otras ocasiones muy complejos.
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Te invito a que escuches esta plática entre Diego y Juan Villoro, gran escritor mexicano: