Nearshoring y la oportunidad (de nuevo) para México
A lo largo de los años, México ha tenido una serie de buenas oportunidades a capitalizar para mejorar sustancialmente los indicadores económicos en nuestro país.
Muchos acontecimientos han sucedido a nivel mundial que nos han colocado en diferentes ocasiones con oportunidades clave, y ahora hay otra que se nos presenta y al parecer será a largo plazo: el llamado Nearshoring.
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Este fenómeno consiste en que están viniendo a México una gran cantidad de empresas que durante muchos años estuvieron concentrando sus operaciones de producción en países asiáticos, en especial en China.
Debido a los problemas que se han dado de unos años hacia acá entre China y Estados Unidos, el mundo está teniendo un reacomodo de fuerzas: a nuestro vecino del norte cada vez le gusta menos que haya empresas en China surtiendo a los estadounidenses.
No sólo eso, los problemas en las cadenas de suministro que se hicieron muy notorios durante la pandemia, hacen cada vez más atractivo que la producción se realice en México, a unos cuantos pasos de Estados Unidos, en vez de hacerlo en China. Los costos en aquél país también han ido aumentando conforme transcurren los años, así que el costo de mano de obra ya no es un factor que tenga tanto peso en la decisión de instalar plantas en uno u otro lugar.
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Lo más interesante será ver si en México tenemos la sabiduría y capacidad de aprovechar esta situación en diferentes formas:
La primera y con resultados más rápidos, es la posibilidad de tener parques industriales suficientes de acuerdo a la demanda. Al día de hoy encontramos una saturación en las bodegas industriales, incluso con lista de espera para que nuevas empresas se puedan poner.
No se trata solamente de realizar el trabajo en esas empresas que vienen a instalarse. También debemos aprovechar para aprender métodos novedosos de las empresas extranjeras que se vienen a instalar, crear marcas fuertes mexicanas y poder competir a futuro con marcas y tecnología propia. Lo que pasó en Corea del Sur es un claro ejemplo de lo que se puede hacer. De ser una economía de la mitad del tamaño de la de México en los años setentas y ochentas, ha crecido de manera fenomenal, creando marcas de alto valor agregado (electrónica, computación, industria automotriz, entre otros). Lo mismo podríamos lograr en México.
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Los datos de inversiones por parte de empresas que vienen a instalarse sobre todo en el norte del país, son muy buenos.
Noticias como la próxima instalación de TESLA en Nuevo León, siguen dando mucho de qué hablar a nivel mundial, no sólo por la instalación de esa marca sino porque a su vez traen a muchos proveedores que deben situarse cerca de un cliente tan importante como éste.
Debemos “ponernos las pilas” para aprovechar todas estas oportunidades, ver qué les podemos surtir a las empresas que vienen y cómo podemos aprender de ellas para capitalizar todo esto que veremos en próximos años.
No estemos con la esperanza que el gobierno en turno es el único responsable en aprovechar esto, porque en ellos no podemos contar en muchas ocasiones. Tengamos la sabiduría y el ímpetu para actuar.
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