Hay errores costosos y que no podemos evitar para aprender... aquí uno de ellos.
Hace unos días estaba escuchando un podcast llamado Cuentos Corporativos, el cual recientemente descubrí.
En este podcast entrevistan a dirigentes de empresas para saber un poco más a fondo de su personalidad, del modelo de negocios de la empresa que encabezan y de sucesos que los han marcado a lo largo de su vida.
En el episodio que comencé a escuchar ese día, vi que entrevistaron a Pepe Villatoro, quien encabeza la iniciativa llamada “Fuck Up Nights”, movimiento orientado a normalizar el hecho de que todos nos equivocamos y no está mal aceptarlo.
En México y en otros lugares de Latinoamérica nos ha costado un poco esta situación. Estamos acostumbrados a castigar mucho los errores, los satanizamos y marcamos a la persona de manera tal, que es muy difícil que se vuelva a animar a probar algo por el temor a cometer errores.
Pepe ha trabajado en este aspecto, y en el podcast lo entrevistaron para este y muchos otros temas en los que está involucrado.
El hecho es que cuando vi el tema que tratarían en el podcast, recordé una equivocación que cometí que me costó dinero, me costó también la pérdida de un cliente y sobre todo me costó mucha vergüenza por la forma en que la regué…
Te platico:
En el año 2005 iniciamos ZEGA en Monterrey, cuando comenzamos operaciones en esta ciudad después de unos años que la empresa ya existía en Guadalajara. En esta empresa nos dedicamos al diseño e instalación de stands, como bien sabes
En el año de 2006, apenas unos meses después de iniciar operaciones, se iba a llevar a cabo una exposición de temas de Salud y Bienestar en CINTERMEX, y estábamos buscando clientes para esa expo.
En ese tiempo, estaban de moda los establecimientos de ejercicios con aparatos de Pilates, y me contactó una empresa de venta de camas especiales para ese tipo de ejercicios.
No sé si las ubicas, se trata de unas “camas” que cuentan en su parte trasera con unos postes de aproximadamente 2 metros de altura, en los que se instalan unas poleas con cuerdas, que conectan con el mecanismo de la cama para que la persona pueda hacer los ejercicios con movimientos que les va indicando un instructor.
Llegué a un acuerdo con la dueña de la empresa para la realización del diseño e instalación de su stand, y me pidió un favor (que por andar aceptando, derivó en el error que cometí): me pidió que pudiéramos llevar la cama de pilates hacia Cintermex, como parte del servicio que otorgaríamos para el stand.
Recuerda que estábamos a pocos meses de haber iniciado ZEGA en Monterrey, por lo que sin pensarlo mucho accedí a ello, pensando en tratar de incrementar nuestra base de clientes nuevos, para seguir construyendo la historia positiva de la empresa en la ciudad.
En ese tiempo, cuando realizábamos los montajes de los stands, rentábamos una camioneta tipo “estaquitas”, de esas que tienen la zona de carga descubierta, para que pudiera caber bien la cama con todo y los postes de 2mts de altura que tenía.
Una vez que recogimos el aparato de la cliente en su establecimiento, me dirigí a unas oficinas que teníamos, en las que había un estacionamiento subterráneo… No recordé que la altura de los postes de la cama que llevábamos en la zona de carga sobrepasaban la altura del techo del estacionamiento… y al entrar al estacionamiento, pasé uno de los peores momentos que recuerdo. Los postes se estrellaron en el techo del estacionamiento cuando ingresé, escuché un ruido terrible y sentí en la camioneta el golpazo del aparato de la cliente… ¡me quería morir!
Me bajé de la camioneta para ver el desastre que había provocado… no sólo se habían doblado los postes, sino que se rompieron unas estructuras de madera que tenía el aparato. Le llamé a la cliente para informarle, y comentarle que haríamos todo lo necesario para resolver este problema.
Ahora ya no sólo me quería morir, sino que la cliente que quería matar también… en ese entonces, el aparato costaba alrededor de $50,000 pesos, por lo que sería un gran quebranto para nosotros.
Pedí consejos a toda la gente que conocía y me canalizaron con un excelente carpintero, quien me ayudó a resolver el problema y si mal no recuerdo, pagué como una quinta parte de lo que hubiera costado el aparato nuevo… afortunadamente el aparato quedó bien, la cliente lo revisó y quedó conforme con el resultado, por lo que no hubo mayor problema, aunque obviamente perdí a esa cliente para cualquier otro evento.
Lo bueno de todo esto, es que conocí a un excelente carpintero (saludos Jaime) , quien por mucho tiempo me estuvo apoyando en algunos requerimientos que necesitamos con otros clientes, por lo que el error que cometí se convirtió en poder conocer a un excelente aliado que colaboró en proyectos con nosotros por varios años.
¿Te han pasado errores similares en tu trabajo? ¿Cuál es alguno de los errores que recuerdas que te hayan dejado algún aprendizaje en particular, o de los cuales hayas obtenido algo positivo al cometerlos?
Una manera de aprender en “cabeza ajena” es conversando con aquellas personas a quienes encuentras en una exposición, en un congreso o en una convención. Platica con ellos y verás que en su historia han aprendido de errores, es una manera de conocer excelentes experiencias.
Te dejo aquí nuestra página, para que podamos apoyarte en conocer más de este tipo de eventos y que tengas una participación exitosa en ellos: