Enfrentar a diario los problemas
Uno a uno, debemos enfrentar los problemas diariamente, no agobiarnos.
Dice Amado Nervo en una gran frase:
Busca dentro de ti la solución de todos los problemas, hasta aquellos que creas más exteriores y materiales.
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En nuestro día a día, nos presentamos con una serie de problemas por resolver, que no son más que escalones por subir paso a paso.
A mí frecuentemente me pasa que me llegan a la mente un montón de cosas por hacer en próximos días:
Presentar cotizaciones a clientes.
Terminar diseños de stands para poderlos mandar a prospectos.
Revisar los próximos montajes de stands.
Monitorear cómo se está desempeñando un cliente durante una exposición, congreso o convención.
Pendientes personales por realizar.
Trámites.
Asuntos que mis hijos deben hacer.
Y un largo etcétera…
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Lo más común es que si pienso todo esto al mismo tiempo, me llego a abrumar con la cantidad impresionante de cosas por hacer.
Pero poco a poco me he dado a la tarea de aprender que no es pensando en todos esos problemas como se van a resolver, sino haciendo día a día lo necesario para que se vayan quitando de la lista de pendientes.
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El día tiene sólo 24 horas, de las cuales entre 6 y 8 de ellas son para dormir… de las restantes, hay que quitar el tiempo en el que aprovechamos para comer, los traslados, los asuntos personales y el tiempo restante es el que nos queda para trabajar en esos pendientes.
Poco a poco he aprendido en la práctica, que solamente se pueden hacer UNO A UNO esos pendientes… no tengo la habilidad de realizar dos o más actividades al mismo tiempo.
Al hacerme consciente de esto, he sabido ser más tolerante con lo que puedo hacer, y ponerme a realizar las actividades necesarias para lograr cada uno de los objetivos pendientes poco a poco.
Lo más importante, es saber priorizar cuáles actividades son urgentes, cuáles son necesarias y cuáles se pueden delegar o diferir en el tiempo.
En la mañana, lo primero que procuro hacer es ver la lista de pendientes del día, y hacer esa distinción, con el fin de quitar de mi lista diaria lo que no necesariamente debo hacer ese día, o que puedo delegar a otra persona.
Este ejercicio de “limpieza” me ayuda también a despejar la mente para poderme enfrentar a los problemas que sí necesitan mi atención completa, para librarlos cuanto antes en el día.
No me ha sido un proceso fácil de aprender de un día a otro, pero es lo que más me ha servido para no abrumarme con los interminables pendientes a futuro,
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