El ajedrez en los niños
A mi hijo Santiago le encanta el ajedrez. No puedo decir que lo heredó de mí, ya que aunque entiendo las reglas, no soy jugador habitual. Alguna vez en su escuela llegó un maestro de ajedrez que les enseñó el juego a él y a sus compañeros de salón, y desde entonces le ha gustado mucho.
Tiene 10 años de edad y desde los 5 años comenzó a practicarlo.
Hace aproximadamente tres o cuatro años, lo inscribimos ya a torneos infantiles de ajedrez, y recuerdo la primera vez que fui: eran mucho más niños que los que yo hubiera imaginado que asistirían a este tipo de torneos.
Recuerdo que los torneos de deportes como fútbol o básquetbol estaban llenos de papás y de niños, pero no imaginaba tanta afición por el ajedrez entre el público infantil.
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Después desgraciadamente sucedió la pandemia, y tuvieron que suspender los torneos presenciales por más de dos años. En ese intervalo de tiempo sí se realizaron torneos virtuales, pero a mi hijo no le llamaban la atención. Quería vivir la experiencia presencial, y ayer por fin participó de nuevo en uno de estos torneos, organizado por la escuela Chess Academy, en Monterrey.
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El modelo de torneos que organiza esta escuela es muy atractivo:
El “branding” que maneja es muy atractivo: le llama a la serie de torneos “Guerreros del Tablero”, con ambientación medieval.
Convoca a diferentes empresas que son patrocinadoras del evento.
Hizo acuerdos con algunas de las principales escuelas privadas de Monterrey, que funcionan como las sedes de las etapas del torneo.
Tienen tecnología de punta: cuenta con algunos tableros electrónicos con los que vía Facebook Live hacen transmisión en vivo de varias partidas del torneo.
Entregará atractivos premios tanto en efectivo como en especie, llamando la atención de cada vez más participantes.
Se respira un ambiente muy cordial entre papás y alumnos durante el torneo.
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Todo esto no es lo más importante según pude constatar ayer con mi hijo:
La experiencia que vivió al entusiasmarse por ganar una partida, o frustrarse por perder otra que iba ganando, y tener que reponerse para jugar la siguiente, es una vivencia que no se le puede enseñar en la teoría. El hecho de conocerse uno mismo a través de las reacciones que tenemos en momentos de estrés o frustración, es invaluable.
Sin duda eso vale mucho más que el costo de ingreso al torneo.
¿Has tenido la oportunidad de conocerte a tí mismo al participar en algún deporte?
Sin duda es muy recomendable que lo podamos hacer.
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Además, hace tiempo tuve la oportunidad de platicar en mi podcast con Víctor Aguilar, director y fundador de Chess Academy.
Te invito a que lo escuches, es muy interesante cómo ha sido el desarrollo de lo que ha creado: