Cuando una gran oportunidad se te va de las manos
Hace un par de semanas pasé unos días en Guadalajara para visitar a mi familia, y me quedé en casa de mis papás.
En la sala había un libro que me llamó la atención… lo abrí, y en lo que leí estaba la documentación de algo que yo había escuchado hace tiempo y había olvidado.
Te voy a platicar lo que fue:
El libro era una publicación del año 2011, conmemorando los 40 años de la instalación de la planta de la empresa KODAK e inició de sus operaciones en el año de 1971.
El libro tiene una gran cantidad de fotos de esa época, describiendo varios momentos en la historia de esta icónica empresa de fotografía:
Los terrenos donde habría de instalarse después la planta.
El equipo de trabajo de los primeros 33 empleados que desarrollaron su introducción a México.
Las oficinas.
La primera producción y embarque.
Los primeros proyectos.
Los laboratorios de investigación.
Y muchas otras imágenes e historias.
La que más me sorprendió, fue la siguiente:
En los laboratorios de Kodak, un investigador llamado Steven J. Sasson, realizó el prototipo de la primera cámara digital, que derivó en una patente que Kodak registró ¡desde 1978!
La cámara se veía así:
Quizás no se parezca en nada a lo que vimos después con las cámaras digitales, antes de los celulares, pero sin duda es un ejemplo de algo que me llamó la atención: ¿por qué Kodak no desarrolló esta tecnología que le hubiera significado muy probablemente permanecer en el liderazgo de la fotografía hasta la actualidad?
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Todos podemos hablar ahora con conocimiento de lo que sucedió, pero pensemos en lo que tenían como contexto en esos años:
La tecnología digital era incipiente. No había computadoras personales en las casas, mucho menos celulares o aparatos que ayudaran a popularizar lo digital.
El negocio principal de Kodak eran las impresiones de fotografías, ¿cómo podrían justificar el desarrollo de algo que atentaba contra ese gran ingreso que tenían? (Es irónico porque precisamente por cerrar los ojos y no avanzar en esa vía, posteriormente Kodak ha tenido una debacle contra la tecnología digital).
Los incentivos del equipo directivo en compañías en ese entonces (y aún ahora), no están orientados a la innovación sino a la eficiencia: más ventas, menos costos, mayor reparto de dividendos para los accionistas. Un proyecto innovador que requiere recursos, y que podría reducir en el corto plazo los resultados, es difícil que se impulse.
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Quizás nosotros no tenemos una empresa como Kodak en cuanto al tamaño que llegó a tener, pero sin duda vale la pena reflexionar en qué cosas podemos innovar y aplicar en nuestro negocio y hacia nuestros clientes antes de que llegue la competencia y nos aplaste con alguna mejora que no esperábamos que ocurriera.
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