¿Cómo saber retirarnos a tiempo?
Hace unos días, me enteré de un poco de la historia deportiva de Marcel Hirscher.
Marcel fue esquiador, muy dominante por cierto, en las olimpiadas y mundiales de deportes de invierno.
Durante más de ocho años no hubo quién le hiciera sombra. Siempre ganaba.
Un día, simplemente decidió retirarse, haciéndolo en la cumbre de su carrera.
Yo no creo que haya tenido problemas físicos o hubiera perdido de la noche a la mañana la capacidad de ser mejor que los demás en su deporte. Sólo tuvo la visión de retirarse siendo el número uno y así fue.
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Otro ejemplo que me viene a la mente es el de la golfista mexicana Lorena Ochoa. Lorena tuvo una gran rivalidad por varios años con Annika Sörenstam, jugadora de origen sueco nacionalizada estadounidense que dominó por muchos años la LPGA hasta qué Lorena le quitó el puesto de honor en la liga.
Una vez que Lorena llegó a la cumbre, no la soltó por tres años seguidos, y cuando ya la iban a alcanzar, coincidió que ella ya quería retirarse. Se fue como número uno también.
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¿A cuántos deportistas dominantes en su especialidad hemos visto que prolongan mucho sus carreras, al grado de ya no estar compitiendo ni remotamente cerca de los primeros lugares?
Yo no creo que necesariamente eso sea malo. Si en verdad disfrutan lo que hacen para ganar el sustento para ellos y sus familias, está perfecto.
Lo malo es cuando ya están sufriendo esa etapa, y que forzosamente deben seguir practicando el deporte debido a haber estado mal administrados anteriormente en su época de mayor dominio.
Recuerdo por ejemplo casos de boxeadores que en sus últimas peleas están tratando de ganar dinero para pagar deudas, ya prácticamente sin condición física y jugándose casi la vida en ello.
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¿Hasta dónde es prudente exigirle a nuestra mente y a nuestro cuerpo?
Para cada persona es diferente, pero estoy seguro que una buena medida es el estar disfrutando lo que hacemos.
Mientras eso suceda, no importa la edad que tengamos y el tiempo que le dediquemos a nuestra actividad.
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