Cómo influimos en el desarrollo de nuestros hijos
“La palabra seduce pero el ejemplo arrastra”…
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No recuerdo las palabras exactas que utilizó el autor de esta frase, pero el sentido es el mismo. No impacta tanto lo que dice una persona en comparación con lo que esa persona hace como ejemplo de su vida.
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Ahora que tengo dos hijos que van creciendo cada vez con mayor velocidad (o al menos así me parece a mí), cada día que pasa me hago más consciente de lo que impacta en ellos lo que me ven hacer a mí.
Te platico un ejemplo de lo que me pasó con el más pequeño y que ilustra esto:
Hace unos días, estábamos comiendo en un restaurante que se encontraba en un segundo piso.
El lugar en que nos asignaron la mesa tenía vista hacia la calle, y a la vez, debajo del restaurante coincidió que era el ingreso al estacionamiento subterráneo por medio de una rampa que descendía desde el nivel de la calle hacia la parte inferior de la plaza donde se encontraba el restaurante.
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Mis hijos y sus primos estaban al borde de un balcón jugando a saludar a las personas que iban llegando a la plaza a estacionarse.
En un momento, dentro del juego que estaban realizando, a mi hijo pequeño de diez años de edad, se le ocurrió tomar una servilleta, “hacerla bolita”, y arrojarla hacia abajo para ver cómo llegaba a la rampa de los autos.
Cuando me percaté de ello, le llamé y le pregunté para qué hacía eso, y me dijo que fue algo que se le ocurrió en el momento, sin mayor explicación.
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Me quedé pensando unos segundos cómo reaccionar… sinceramente mi primer pensamiento era regañarlo, e incluso castigarlo de alguna manera, pero decidí en un segundo momento hacer algo diferente:
A pesar de que estábamos muy cómodos sentados en el restaurante y la verdad la estaba pasando muy bien, decidí llevar a mi hijo afuera de la plaza para que él recogiera ese papel que había tirado.
La acción tuvo un ingrediente más: al salir de la plaza donde estábamos, había un guardia de seguridad, y noté cómo mi hijo se percató de ello dándole un poco más de seriedad al momento.
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Una vez que mi hijo recogió el papel, e íbamos caminando rumbo al segundo piso donde estaba el restaurante, le expliqué la importancia que tiene mantener nuestro entorno limpio, no arrojando basura en la calle, aunque sea por juego.
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Estoy casi seguro que el haber hecho una acción concreta y no haberme quedado sólo en las palabras, fue mejor experiencia para poder lograr que ese conocimiento se quede con él mayor tiempo y se fije de mejor manera en sus acciones a futuro.
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Esto de ser papá es una gran experiencia de vida… todos los días se aprende algo nuevo.
Si quieres conocer a profesionales en estos temas, te aseguro que dentro de tu ciudad o cerca de ella existen eventos como congresos, conferencias o convenciones en los que podrás aprender de ello.
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